Muchas veces nos enfocamos en dirigir todas nuestras energías a destacar las características de nuestro negocio, desde el precio, servicios o hasta calidad. Sin embargo, no nos detenemos a pensar que estos no son factores que nos logren diferenciar como marca. Estos elementos racionales hacen poco por distinguirnos y tampoco nos ayudan en la relación con nuestros clientes. Son los beneficios emocionales que ofreces los que hacen que una empresa sea especial; los que te convierten en una marca y te diferencian de la competencia.
Lo importante y en donde debemos apuntar nuestros esfuerzos es en crear una marca en la que la gente confíe y recomiende, para esto necesitamos ofrecer un beneficio emocional.
El primer paso para encontrarlo es conocer quienes son nuestro target o público meta. Debemos descubrir qué es lo que están buscando de la marca, más allá de las características del producto o servicio que ofrezcas; debemos encontrar qué es lo conseguirá satisfacer sus deseos emocionales y no solo sus necesidades.
Imaginemos que diriges un restaurante. Tus clientes saben que pueden recibir promociones del dia y muy ricos platillos. ¿Pero qué les puedes ofrecer que no reciban en ningún otro lado? ¿Un sentimiento de sentirse como en casa?
Un ejemplo de cómo conectar con el cliente es el caso de la cadena de restaurantes de comida italiana Olive Garden, el diferenciador emocional que ellos utilizan, es dar a los clientes un lugar donde puedan reunirse con la familia y obtener una auténtica comida familiar. Esto lo puedes deducir viendo la experiencia de la marca, desde su publicidad hasta las promociones de su sitio Web; todo está creado a partir de ese beneficio emocional.
Todos los negocios deben llegar a las emociones de sus clientes de manera diferente, en cualquiera que sea la forma que mejor se adecúe a ellos.
Los clientes no necesariamente necesitan recordar qué es lo que haces por ellos, sino que les haces sentir. Y es ahí donde puedes encontrar tu beneficio emocional.